viernes, 25 de agosto de 2017

LA DECADENCIA Y EL CAMINO

Nunca las cuestiones del espíritu han tenido tan poco valor.
Nunca el odio por todo lo excelso ha sido tan manifiesto
-- desdén por lo bello, execración de la literatura.
Siempre he tratado de vivir en una torre de marfil
pero una marea de mierda está batiendo sus paredes
amenazando con socavarla.
Gustave Flaubert

Remanentes ideológicos y caprichos utópicos

En Occidente se están planteando y se siguen discutiendo, para colmo en forma bastante desordenada, varias concepciones que después resultan en confusas implementaciones de decisiones parcial y hasta totalmente contradictorias.

En buena medida estas concepciones nacen de residuos sobrevivientes de viejas ideologías; restos de antiguas especulaciones y utopías de los Siglos XIX y XX. Por un lado, un gramscismo cultural tardío trata de unir en una propuesta – ecléctica, diversa y en buena medida incoherente – lo que estos remanentes ideológicos todavía tienen de reivindicación social a fin de intentar con ellos la conquista de la sociedad civil. Por el otro lado, un liberalismo agotado sigue insistiendo en la demagogia de la libertad mientras trata de sostener un sistema que contradice lo declamado ya que, de hecho, restringe el ejercicio real de la libertad otorgándola solo a quienes tienen suficiente poder económico y se limita a tolerar ciertos desahogos y caprichos en el resto de la sociedad mientras fomenta artificialmente el consumismo masivo, necesario para mantener activas las ganancias procedentes de la producción de bienes y servicios. 

Gramsci y Rousseau

Así y todo, muchos creen que estas propuesta son aceptables por dos motivos: primero porque le hablan al placer y a la comodidad de un ser humano que ha terminado por concebir la vida ideal como una vida sin esfuerzo y, segundo, porque vienen presentadas con la alegre irresponsabilidad de un permisivismo negador de las consecuencias inevitables.

Gramsci y Rousseau
En lo esencial, la situación en la que nos encontramos es el resultado de haber perdido el marco firme de los lineamientos de nuestra organización social. Las nociones de autoridad, orden, disciplina, son resistidas y hasta negadas por los intelectuales que construyen el sustrato cultural que luego repiten como loros los operadores políticos y sociales. La forma misma del orden social que durante siglos y más siglos sirvió de matriz – con diferentes variantes – a las sociedades de Occidente ha sido suplantada por la idea de que ese orden social se puede construir casi de cualquier manera – y hasta que podría surgir de forma completamente espontánea – siendo que lo único importante es que sean "felices" a quienes abarca.

Y más aún: reviviendo viejas ilusiones anarquistas y mitos rouseaunianos, impera la noción de que el orden social ni siquiera tiene que ser un orden en absoluto, pudiendo bastar un acuerdo circunstancial bajo la forma de un contrato social expresado en un cuerpo jurídico modificable por la voluntad popular.

Y no es así.

No es así porque ni el orden social ni el universo que lo rodea admiten cualquier capricho humano, por más bienintencionado que sea y por más hermoso panorama que describa la utopía a través de la cual se lo relata.

La normatividad del Universo.

Basta con observar el universo con un mínimo de objetividad para percibir inmediatamente que el cosmos no es un caos. La naturaleza podrá incluir – como que, de hecho, incluye – eso que denominamos "azar" y podrá tener – como que, de hecho, tiene – lo que llamamos sus "caprichos". Pero más allá de lo aleatorio y de lo caprichoso (que bien podrían deberse a procesos que no entendemos demasiado bien) los fenómenos naturales responden a reglas, incluso a leyes inscriptas en la esencia misma de las cosas.

El orden cósmico no es arbitrario
Un sistema solar no se constituye de cualquier manera ni se mantiene de cualquier forma. La trayectoria de un planeta no es arbitraria. La vida no es posible de cualquier manera, bajo cualquier condición y en cualquier lado. Los fenómenos físicos, químicos y biológicos suceden de determinado modo y bajo ciertas condiciones y no otras. Existe la gravedad y tiene sus leyes. Existe la termodinámica con las suyas. Existe la genética con las suyas.  El mundo, el cosmos que habitamos, tiene sus normas y funciona según normas. Justamente uno de los principales cometidos de la ciencia es descubrir estas normas para describirlas y hacerlas comprensibles, predecibles y eventualmente manipulables. Cuando obtenemos acero del hierro natural no le estamos imponiendo al hierro una estructura molecular que se nos ocurrió a nosotros inventar. Estamos aprovechándonos de una propiedad del metal que, después de ciertos procesos y bajo determinadas circunstancias y condiciones, admite y adopta una determinada estructura que se caracteriza por su dureza y elasticidad.

Esta noción de la "normatividad" del cosmos no es nada nueva, por supuesto. Nos viene de los albores de nuestra cultura. Está presente en el antiguo pensamiento grecorromano, en la cosmovisión de los pueblos bárbaros invasores posteriores y en el pensamiento filosófico y teológico cristiano. Más todavía: constituye uno de los pilares del pensamiento científico actual.

La normatividad social.

Así como el universo responde a reglas y leyes, las sociedades humanas tampoco son enteramente producto del capricho de sus integrantes. La sociedad humana – y con mayor razón la sociedad política – funciona sobre la base de normas, ya sea implícitas (p.ej. morales, costumbres) o explícitas (p. ej. leyes, decretos).  Justamente cuando la normatividad social se resquebraja, se debilita o se pierde, sobreviene la anomia que rápidamente conduce a la anarquía la cual, a su vez, desemboca en el caos en el cual se desintegra no solo la sociedad en cuestión sino incluso toda la cultura que esa sociedad ha creado.

Y esto es porque las sociedades humanas no responden solamente al hecho de que el ser humano es un animal social que necesita del contacto con sus semejantes por razones de afecto y reproducción. Responden, además, a necesidades humanas concretas y básicas que deben estar garantizadas a sus miembros, tales como alimento, vivienda,  vestimenta, educación, seguridad, salud, trabajo.

Y, más allá de ello, las sociedades humanas responden también a la necesidad del ser humano de explorar, pensar, discutir y compartir con sus semejantes las preguntas y las respuestas a las cuestiones éticas, filosóficas y religiosas inherentes a la condición humana y matizadas por el entorno etnocultural en el que vive el ser humano concreto de carne y hueso que resulta bastante diferente del cuadro que pintan de él  las mitologías intelectuales creadas para encasillarlo en alguna utopía artificial. Y en un plano inmaterial las sociedades humanas responden incluso a necesidades estéticas, artísticas y espirituales, que – combinadas con todo lo anterior – acercan al Hombre a la idea de la perfección, al concepto de lo sublime y, finalmente, a la idea de lo sagrado y lo divino.

La catedral de Milan

Los seres humanos no nos reunimos organizadamente solo para acompañarnos, aparearnos y comprar cosas. Lo hacemos por necesidades que vienen impulsadas por el instinto de supervivencia y desarrollo de la especie. Lo hacemos para aumentar nuestras posibilidades concretas, con lo que aumentan nuestros márgenes de libertad porque la asociación aumenta las posibilidades reales de los individuos. Lo hacemos para sumar voluntades y esfuerzos a fin de aumentar nuestros márgenes de seguridad y ampliar nuestros horizontes de expansión y progreso real.

Y todo ello está sustentado por normas. Por criterios morales acerca de lo que "está bien" y lo que "está mal". Por criterios éticos y empíricos que nos explican por qué es bueno lo que la moral dice que "está bien" y por qué es malo lo que la moral señala como algo que "está mal". Por criterios estéticos que nos dicen qué es lo hermoso y qué es lo feo; qué es lo sublime y qué es lo chabacano. Por criterios de conocimiento, experiencia y sabiduría que nos dicen qué cosa es probablemente verdad, qué cosa es seguramente mentira y qué es todo lo dudoso que valdría la pena seguir investigando.

Los fundamentos últimos

Todo el gran edificio de normas y criterios que acabamos de delinear no es algo que se mantiene flotando en el aire. Descansa sobre fundamentos sólidos que toda cultura construye y elabora a lo largo de los siglos de su existencia. Esos fundamentos son las virtudes las cuales, a su vez, se perciben como valores por los que se rigen todos los miembros arraigados a una cultura.

Va de suyo que las distintas culturas han tenido – y tienen incluso hoy – distintos esquemas de virtudes y, por lo tanto, distintas escalas de valores. Los entornos etnoculturales ni son iguales ni son intercambiables. Todo proceso de transculturación es traumático y a veces hasta imposible dependiendo de las idiosincrasias involucradas y de la intensidad con la que las diferentes virtudes en cuestión han arraigado en los seres humanos o en las sociedades involucradas. Lo importante es saber y admitir que, contrariamente a lo pregonado por el igualitarismo, no todas las culturas son compatibles entre sí. Y esto es porque no todas profesan necesariamente las mismas virtudes, ni responden necesariamente a los mismos valores, ni le otorgan las mismas prioridades a determinados valores cuando éstos son compartidos al menos hasta cierto punto.

Occidente está en manifiesta decadencia. Lo está precisamente porque ha olvidado y hasta negado sus virtudes fundacionales. Se ha emasculado, hedonizado y relativizado. Ha hecho del igualitarismo lacrimógeno, del permisivismo indolente y del pacifismo cobarde sus valores máximos.

Occidente se ha emasculado, hedonizado y relativizado
La cultura actual ya no está basada en las virtudes, en las normas y en los criterios que le permitieron al Hombre de Occidente crear una cultura y una civilización cuyos logros hoy usufructúa todo el mundo. Logros que, en muchos casos, no se le reconocen y no se le agradecen porque Occidente también ha cometido grandes errores, la mayoría de las veces dejándose guiar y conducir por elementos que parasitaron la cultura occidental pero que no tuvieron – ni tienen – nada de occidentales.

Sea como fuere, nuestra cultura – si quiere evitar la decadencia completa que inevitablemente llevará al caos y a la desaparición – tiene un solo camino disponible: volver a sus fundamentos arrancando de raíz todo lo que contradiga sus virtudes y erradicando con mano de hierro toda teoría que rechace sus valores fundacionales.

Es un camino que, si es elegido, requerirá una fuerte operación de desmalezamiento para poder ser transitado. Y eso es algo que de ninguna manera podrá ser agradable, ni fácil.

Pero es el único camino que queda.

O recuperamos nuestras virtudes y valores, o pasaremos a la Historia como otro intento más de lo que podría haber sido y no fue.


martes, 15 de agosto de 2017

¿VALIÓ LA PENA?


La democracia es el arte y la ciencia
de dirigir el circo
desde la jaula de los monos.
H.L.Mencken

Después de las PASO del pasado domingo 13 de Agosto y habiendo dejado pasar un poco de tiempo para que al menos hasta cierto punto se aquieten las aguas, quizás convenga reflexionar un poco.

Por de pronto, parecería ser que los de Cambiemos están aprendiendo. La idea de salir a festejar en público cuando el conteo de votos todavía daba un 4 a un 5% de ventaja sobre Cristina Kirchner es uno de esos trucos sucios democráticos que hubiera sido digno de Richard Nixon a quien no por nada sus amigos apodaban "tricky Dicky". [1]

Los que se fueron a dormir relativamente temprano el domingo, se durmieron con la idea de que el macrismo le había poco menos que dado una paliza al cristinismo. A la mañana siguiente la cosa ya era un "empate técnico". O sea que primero salimos a festejar, apoyados en los números publicados hasta ese momento, y después decimos que con el acto "No salimos a festejar, salimos a agradecer" el apoyo recibido. [2]

Dentro de unos 20 días la cosa va a seguir siendo un empate técnico, matemáticamente hablando, pero ya a favor del cristinismo cuando en el escrutinio definitivo se terminen de contabilizar los votos faltantes. O sea que, festejamos un triunfo que no tuvimos; después decimos que no festejamos y dentro de casi un mes ¿a quién cuernos le va a importar una diferencia de algo así como el 0.04% a favor de Cristina? Ahí el argumento va a ser: "bueno, en realidad nadie perdió ni ganó, fue un empate técnico". ¡Y listo! Ni vencedores ni vencidos y haya paz.

Y todo esto sin hacer ningún fraude en forma directa. Bastó con pedirle al INDRA que empiece a contar los votos en las mesas favorables a Macri y que no largue los números favorables a Cristina antes de la medianoche. ¡Brillante! No hay nada que hacerle; el viejo Joseph Vissariónovich Dzhugashvili [3] ya lo dijo hace más de 80 años atrás: "Lo importante no es quién vota sino quién cuenta los votos". El otro Joseph se hubiera limitado a sonreír con cara de pícaro ...

Pero lo que quería comentarles en realidad no son los trucos sucios que admite el electoralismo del sistema demoliberal. La plata necesaria para financiar las campañas, el "curro" con el dinero que el Estado aporta para la impresión de las boletas, el robo o destrucción de esas boletas, la falta de fiscales, los "candidatos testimoniales", la cabalística matemática con la que se contabilizan los votos de las personas que no fueron a votar, los que votaron en blanco, los nulos o los impugnados, y etcétera y etcétera y etcétera, dan para cometarios ad nauseam.

Sin embargo, lo que me mueve al comentario es otra cosa.

Por de pronto, las PASO (en teoría) no están para que un partido le gane al otro. Están para dirimir las internas de los partidos cuando, dentro del mismo partido, hay varias listas que pretenden representarlo. Por supuesto que la teoría es una engañapichanga porque un montón de partidos presentan lista única y todo el sainete se convierte en una especie de gran encuesta nacional. Encuesta que sirve para medir fuerzas.  Pero sobre todo – y aquí está la trampa – sirve para filtrar y dejar fuera de carrera a todos los que no superen el 1.5% de los votos. Para dejarlo bien claro: los partidos que no superaron el 1.5% de votos en las PASO del 13 de Agosto no podrán participar de las elecciones de Octubre.

O sea que no es cierto que las PASO no sirven para nada. Aparte del efecto psicológico de la encuesta que permite barruntar quiénes serán posibles ganadores y quiénes seguros perdedores en la votación definitiva, las PASO sirven para barrer del tablero a una buena cantidad de partidos considerados "inútiles" o "indeseables" forzando a sus afiliados a votar en la votación definitiva por alguno de los admitidos que superaron el 1.5%.

Para no hablar al divino botón y "en el aire", vayamos a los números duros que – voto más o voto menos – ya están disponibles. Veamos quiénes no llegaron a ese dichoso 1.5%


Capital Federal - Diputados Nacionales
PARTIDO
VOTOS
PORC.
CONVOCATORIA ABIERTA POR BUENOS AIRES
21,117
1,12%
IZQUIERDA AL FRENTE POR EL SOCIALISMO
15,883
0,84%
HUMANISTA
9,186
0,49%
RENOVADOR FEDERAL
6,191
0,33%
EL MOVIMIENTO
5,882
0,31%
SOCIALISTA AUTENTICO
5,530
0,29%
MOVIMIENTO POLITICO, SOCIAL Y CULTURAL PROYECTO SUR
4,653
0,25%
BANDERA VECINAL
4,102
0,22%
ACCION CIUDADANA
3,061
0,16%
FEDERAL
2,895
0,15%

Capital Federal - Diputados de la Ciudad
PARTIDO
VOTOS
PORC.
CONVOCATORIA ABIERTA POR BUENOS AIRES
22,280
1,19%
IZQUIERDA AL FRENTE POR EL SOCIALISMO
15,529
0,83%
HUMANISTA
9,299
0,50%
RENOVADOR FEDERAL
6,021
0,32%
SOCIALISTA AUTENTICO
5,514
0,29%
EL MOVIMIENTO
5,431
0,29%
SUR EN MARCHA
4,559
0,24%
BANDERA VECINAL
4,289
0,23%
ACCION CIUDADANA
3,046
0,16%
FEDERAL
1,526
0,08%

Provincia de Buenos Aires - Senadores Nacionales
PARTIDO
VOTOS
PORC.
IZQUIERDA AL FRENTE POR EL SOCIALISMO
93,270
1,05%
CREO
47,125
0,53%
FRENTE SOCIALISTA Y POPULAR
46,182
0,52%
FRENTE PATRIOTA BANDERA VECINAL
31,529
0,35%
FEDERAL
29,761
0,33%
HUMANISTA
23,596
0,26%
TODOS POR BUENOS AIRES
16,923
0,19%
DEL CAMPO POPULAR
9,237
0,10%
MOVIMIENTO ORGANIZACION DEMOCRATICA
7,206
0,08%
MOVIMIENTO AMPLIO DE TRABAJADORES Y JUBILADOS
1,750
0,02%

Provincia de Buenos Aires - Diputados Nacionales
PARTIDO
VOTOS
PORC.
IZQUIERDA AL FRENTE POR EL SOCIALISMO
101.364
1,14%
FRENTE SOCIALISTA Y POPULAR
46.158
0,52%
CREO
44.276
0,50%
PATRIA GRANDE
36.844
0,41%
FEDERAL
29.882
0,34%
FRENTE PATRIOTA BANDERA VECINAL
28.448
0,32%
HUMANISTA
23.724
0,27%
TODOS POR BUENOS AIRES
17,000
0,19%
ENCUENTRO POPULAR POR TIERRA TECHO Y TRABAJO
15.042
0,17%
DEL CAMPO POPULAR
8.366
0,09%
MOVIMIENTO ORGANIZACION DEMOCRATICA
6.817
0,08%
MOVIMIENTO AMPLIO DE TRABAJADORES Y JUBILADOS
1.697
0,02%

Una simple operación matemática permite ver que en Capital se barrieron del tablero, primero 78.500 votos para Diputados Nacionales y luego 77.494 votos para Diputados de la Ciudad. En el caso de la provincia de Buenos Aires se descartan 306.579 votos de senadores y 359.618 para diputados. En Octubre, todos los que emitieron estos votos, si quieren emitir un voto válido, deberán optar por algún otro partido que haya superado la barrera del 1.5%.

En otras palabras: si votaste por alguno de estos partidos en las PASO, no vas a poder votar por el partido de tu preferencia en Octubre.

¿Se dan cuenta ahora para qué sirven las PASO? No se enojen. Los partidarios del sistema lo llaman democracia.

Y, por favor, tampoco se enojen conmigo por la pregunta que les voy a hacer. Quiero dejar muy en claro que valoro el enorme esfuerzo que han hecho todos. Sé que no es fácil sacrificar horas y más horas en la lucha en pos de un ideal. Y no lo digo por una evaluación teórica desde detrás de un escritorio. Puedo tener la tranquilidad de conciencia y de espíritu para poder afirmar que lo digo por experiencia propia. Uno deja el alma, la fe, la esperanza y las alegrías en esa lucha. Y a veces hasta la salud y mucho más. Lo sé.

Lo que sucede es que, por más que duela, después de una batalla hay que sacar las consecuencias. Aunque más no sea para decidir cómo conviene seguir peleando la guerra.

Y en eso, la pregunta que HAY que hacerse es: ¿Valió la pena?

Cada uno deberá contestarse esa pregunta a sí mismo. Yo solo puedo decir lo que expuse antes de estas PASO: la democracia liberal está hecha a prueba de personas honestas. Bajo situaciones socioeconómicas relativamente normales, lo único que puede perforarla en un ataque frontal es una enorme suma de dinero invertida en una muy hábilmente organizada campaña al frente de la cual hay alguien con un gran carisma. Tratar de hallar un huequito por dónde colarse en este sistema, con la esperanza de crecer desde un puestito de senador o diputado, es jugar a perdedor.

El sistema no puede ser doblegado ni aun consiguiendo una senaduría o una diputación. En el Senado un senador es uno entre 72 senadores; en la Cámara de Diputados un diputado es uno entre 257. Si alguien cree que, con el tiempo, se puede ir sumando y aumentado la cantidad de legisladores para finalmente llegar a una mayoría, yo lo único que le pido es que me dé un ejemplo en que eso haya sucedido. Los únicos casos que conozco de procesos más o menos parecidos son de países destruidos por una guerra, o países que contaron de pronto con un líder carismático excepcional, o ambas cosas a la vez.

No es nada casual que esto sea así. El ataque frontal solo puede tener éxito cuando el que ataca posee una clara superioridad en al menos algún aspecto. O es mucho más fuerte, o es mucho más convincente, o es mucho más astuto, o es mucho más sanguinario, o cuenta con más recursos, o tiene alguna otra gran ventaja competitiva. En todos los demás casos de ataque frontal la derrota es inevitable y lo único que queda es la batalla por el honor. Una batalla en la que se puede salvar la dignidad, pero no la cabeza. Y esto es algo que se sabe hasta desde mucho antes de Clausewitz y los estrategas prusianos quienes, como dijo un francés bastante cruel, lo han sabido todo de la guerra excepto cómo ganarla.

Por eso, el que le encontró la vuelta a este problema fue un inglés. Tengo  perfectamente en claro que los ingleses no gozan de mucha simpatía en la Argentina – por decirlo lo más suavemente posible – y hay muchas buenas razones que explican eso. Así y todo, vale la pena conocer el pensamiento de Basil H. Liddel Hart y su libro sobre "La Estrategia de la Aproximación Indirecta"

Hacia el final de la obra hay ocho consejos sobre cómo encarar una lucha sin recurrir al enfrentamiento frontal:

1. Ajuste su fin a sus medios.
2. Mantenga siempre su fin en mente al tiempo que adapta su plan a las circunstancias.
3. Elija la línea o el curso de acción menos esperado.
4. Explote la línea de menor resistencia
5. Tome una línea de acción que ofrezca objetivos alternativos.
6. Asegúrese de que tanto el plan como sus disposiciones son flexibles – adaptables a las circunstancias.
7. No lance su fuerza al asalto mientras su oponente está en guardia;
8. No renueve un ataque a lo largo de la misma línea (o en la misma forma) después de que otro anterior ha fracasado.

Por supuesto, cada uno de estos consejos requiere su desarrollo y su explicación, cosa que no podemos hacer aquí. A quién le interese, le recomiendo el libro. Está en la Nueva Editorial Virtual y lo pueden bajar enteramente gratis sin problemas [4] Y, sobre todo, sugeriría prestarle bastante atención al octavo consejo: "No renueve un ataque a lo largo de la misma línea (o en la misma forma) después de que otro anterior ha fracasado." Si no respetan esta regla lo más probable es que, dentro de otros 30 años y ante un resultado similar al del domingo pasado, alguien tendrá que volver a salir para decir: "¡Fuerza! ¡Esto recién empieza!"

Hacer siempre lo mismo y esperar un resultado diferente no es lo que se llama una estrategia aconsejable. Nunca lo ha sido. Y por desgracia nunca lo será.

Hace ya muchos años atrás, en cierta ocasión me tomé el atrevimiento de sugerir una estrategia centrada en objetivos alcanzables. La idea general podía resumirse en la frase: "De la periferia al centro y de abajo hacia arriba." ¿Qué significaba eso? Varias cosas.

En primer lugar no tratar de conquistar la Capital Federal ni la Provincia de Buenos Aires entera. La propuesta era concentrarse en los municipios y tejer una red de intendentes prestigiados y queridos por sus vecinos. En otras palabras: la idea era empezar de abajo, desde el municipio, que es donde está el pueblo real con sus problemas reales y su vida concreta. Que es un lugar en el que se puede tomar contacto directo con las personas que van a votar. Que es el lugar ideal en donde quienes no tienen experiencia política directa pueden ir aprendiendo el oficio más allá de las teorizaciones ideológicas abstractas y las discusiones históricas interesantes pero superadas por el tiempo y la realidad.

Y, aparte de esto de "empezar desde abajo", la idea era también despegarse de las enormes concentraciones urbanas y prestarle más atención a la periferia. Lograr presencia y prestigio en los ámbitos más reducidos y abarcables de la periferia, muchas veces completamente abandonados por los grandes partidos excepto un par de días antes de una elección. Para luego, una vez conquistados esos bastiones periféricos, tener la posibilidad de avanzar desde allí sobre los grandes centros urbanos.

Por supuesto que esta idea requería – y sigue requiriendo – una buena planificación, con objetivos y metas realistas, nada fáciles de establecer y mantener a lo largo del tiempo. Un ataque frontal solo requiere juntar las fuerzas, gritar "¡A la carga!" y avanzar en patota con todo lo que se tiene. Una estrategia por la aproximación indirecta requiere muchísimo trabajo de equipo en la planificación, una gran capacidad de conducción en la implementación y una constancia disciplinada a prueba de decepciones y hartazgos en la ejecución.

Justamente por eso es que creo que no me dieron ni cinco de bolilla –  ni en su momento ni después – en aras de proceder, como siempre, haciendo lo que se puede, porque se puede, cuando se puede y ya que se puede.

Por ese camino, después de un enorme esfuerzo, ¿no llegar ni al 1.5% de los votos?

No quiero ni voy a discutir con nadie; pero ¿valió la pena?


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NOTAS
Para los resultados electorales ver: http://www.resultados.gob.ar/escrutinio/dat99/DDN99999P.htm

1)- "Ricardito el tramposo" en traducción libre.
2)- Maria Eugenia Vidal dixit. Cf. http://www.infobae.com/politica/2017/08/15/maria-eugenia-vidal-en-ningun-momento-dije-ni-digo-que-ganamos-la-provincia/
3)- Nombre verdadero de Stalin. De hecho, "Stalin" es solo su apodo o "nombre de guerra".
4)- Cf. https://drive.google.com/file/d/0B6QXUcoelzmpWWhuQUlDWlBsTUE/edit