domingo, 30 de noviembre de 2014

SENTIDO COMÚN Q.E.P.D.


El espécimen es un poco viejo y apareció publicado ya hace unos años en el London Times. Me lo acercó un amigo hace unos días y no pude resistirme a compartirlo con todos ustedes (con un mínimo de adaptación a nuestro medio). Por si hay alguno que no lo conoce y tanto como para terminar el mes con una sonrisa.

NECROLÓGICAS
SOBRE LA MUERTE DE DON SENTIDO COMÚN


Lamentamos hoy la desaparición de nuestro querido amigo Sentido Común que se nos ha ido después de haber estado entre nosotros durante muchos años. Nadie sabe en realidad la edad que tenía al fallecer dado que su Partida de Nacimiento hace rato que se perdió en los insondables vericuetos de la burocracia estatal. De todos modos, será por siempre recordado por sus valiosas enseñanzas tales como saber:

•    Por qué no hay que salir sin paraguas cuando llueve
•    Por qué el pájaro que madruga es el que se lleva el gusano más gordo
•    Por qué la vida no siempre es justa
•    Y por qué hallar una solución importa más que hallar un culpable.

Sentido Común transitó por este Valle de Lágrimas manteniendo una simple y sana política financiera (no gastes más de lo que ganas) además de sostener estrategias sociales sólidas (los que están a cargo son los padres; no los niños).

Su salud comenzó a declinar rápidamente cuando se instituyeron reglamentaciones quizás bienintencionadas pero claramente coercitivas. Su condición empeoró notoriamente debido a informes periodísticos relacionados con un chico de 6 años que fue acusado de acoso sexual por darle un beso a una compañera de clase; unos adolescentes que fueron expulsados del colegio por practicar karate, y un docente despedido por sancionar a un estudiante que interrumpió su clase para vociferar consignas políticas.

Sentido Común perdió gran parte de su fe cuando los padres empezaron a atacar a los maestros por hacer el trabajo que ellos mismos fueron incapaces de realizar a los efectos de disciplinar a sus hijos maleducados.

Esa fe decayó aun más cuando las escuelas fueron obligadas a obtener el consentimiento de los padres para suministrarle a un estudiante un líquido protector solar, o hasta una aspirina, pero prohibiéndoles simultáneamente informar si una estudiante aparecía embarazada y quería tener un aborto. Perdió completamente la fe y la voluntad de vivir cuando ciertas iglesias se convirtieron en negocios y los criminales recibieron un trato mejor que sus víctimas.

En sus últimos días y ya jubilado, Sentido Común fue molido a golpes cuando, en su propia casa no pudo defenderse de un ladrón. Después le explicaron que, de haberlo hecho, el ladrón habría quedado habilitado para hacerle un juicio por uso indebido de la violencia.

Finalmente, Sentido Común decidió dejar de vivir el día en que un juez, con el pretexto de que el lugar del hecho estaba a oscuras, dejó en libertad a un sujeto que había obligado a una niña de muy corta edad a satisfacerlo sexualmente y luego otro juez, asiduo concurrente a prostíbulos homosexuales, exhibió un anillo de 250.000 dólares aduciendo que se lo habían regalado, y ambos jueces siguieron en sus altos cargos durante muchos años más.

La desaparición de Sentido Común fue precedida por el fallecimiento de:
•    Sus parientes, Verdad, Confianza y Disciplina
•    Su esposa, Discreción
•    Su hijas Responsabilidad y Autoridad
•    Y por su nieta Lógica.

Le sobreviven 5 hermanastros mundialmente conocidos por ser los autores de las frases:
•    Exijo mis derechos
•    Lo quiero ya y no puedo esperar
•    Yo no tengo la culpa
•    Soy una víctima de la sociedad
•    Necesito un subsidio

No fueron muchos los que asistieron al funeral de Sentido Común porque muy pocos se dieron cuenta de que había muerto.

Si Usted aun lo recuerda, haga correr la voz.



lunes, 24 de noviembre de 2014

AGRESIÓN

Cualquier persona que proclame la agresión como método
inevitablemente estará obligada a usar la mentira como principio.
Aleksander Solyenitzin

Ojo por ojo y diente por diente
… y todo el mundo terminará ciego y desdentado
Anónimo


¿Alguno de ustedes vio alguna vez a un león matar a otro león? Y me refiero a matar, realmente matar; no a herir, morder, arañar o a hacer sangrar de algún modo al adversario en la pelea por una hembra o por un coto de caza. ¿Alguien vio alguna vez a un lobo matar a una hembra o a un cachorro de su jauría? ¿A un ciervo clavándole las astas en el corazón a otro siervo? ¿A un tigre destrozándole la yugular a otro tigre?

No. No lo han visto nunca. ¿No es cierto?

En cautiverio alguno de estos animales puede hacer algo así. Pero ni siquiera en cautiverio los casos son frecuentes y, en estado natural, son tan excepcionalmente raros que bien pueden ser catalogados de meros accidentes.

¿Saben por qué esto es así?

Es así porque Doña Natura podrá ser bastante caprichosa a veces pero, en el fondo, es bastante sabia. Los animales que llamamos "depredadores" poseen armas letales. La garra de un tigre, el colmillo de un lobo, la dentadura y el peso de un león son armas letales. Si estos animales empleasen esas armas sistemáticamente contra los miembros de su propia especie – practicando lo que los etólogos llaman la agresión intra-específica – la supervivencia misma de la especie se vería puesta en peligro. Consecuentemente, Doña Natura ha desarrollado en estos seres vivos un mecanismo instintivo que inhibe ese tipo de agresiones. Dos lobos pueden pelearse de un modo muy feo, y de hecho lo hacen, pero cuando el lobo más débil siente que perderá la pelea lo único que tiene que hacer es acostarse de espaldas y ofrecerle al vencedor su cuello, es decir: su yugular. En ese mismo momento el ataque del vencedor cesa. El lobo que se rinde ha adoptado la "posición del cachorro"; el gesto con el cual en sus juegos los cachorros indican que no desean jugar más. En otros casos lo que pone fin a la agresión es la huida. El tigre vencedor no persigue para rematar al tigre que se da por vencido y huye del lugar de la pelea cediendo la tigresa en disputa al vencedor.

Los seres humanos tenemos un problema: nuestros impulsos inhibitorios de la agresión son muy débiles. Doña Natura parece haber considerado que, puesto que no tenemos ni garras, ni colmillos, ni la formidable musculatura y el peso del león – en una palabra: puesto que carecemos de poderosas armas letales naturales – una pequeña barrera inhibitoria nos debería alcanzar. De hecho tenemos esa barrera. Es la que le impide a todo ser humano sano y normal agredir seria y gravemente a un niño; es la que le impide a todo varón sano y normal agredir seria y gravemente a una mujer. En cualquier emergencia grave – sea naufragio, incendio, o lo que fuere – lo de "las mujeres y niños primero" tampoco tiene gran cosa que ver con un supuesto "mandato cultural". Mucho más allá de costumbres y tradiciones, es la reacción natural y normal de la especie. Es el comportamiento natural y normal del Homo Sapiens, en la medida en que es Homo, en la medida en que es Sapiens, y en la medida en que no está degenerado.

El problema con ese mecanismo que inhibe en nosotros la agresión a individuos de nuestra misma especie es que resulta bastante débil. Pero, lamentablemente, eso no es todo. El día en que inventamos el hacha de piedra, la debilidad de nuestro mecanismo inhibidor se hizo más problemática todavía. Porque de pronto tuvimos un arma letal. De pronto tuvimos el equivalente al colmillo del lobo o a la garra del tigre. No lo obtuvimos por el código de nuestro ADN. Lo fabricamos. El drama fue que en nuestro código genético Doña Natura no previó una regla específica que limitara su uso a la caza de otras especies de la cadena alimentaria. En el relato bíblico solo se menciona que Caín "se abalanzó sobre su hermano y lo mató". No nos dice cómo lo hizo. Pero yo apostaría a que cometió ese fratricidio utilizando un cuchillo, una piedra, un garrote o un arma equivalente.

Por suerte sin embargo, a pesar de que nuestro mecanismo inhibidor es bastante débil, en la estructura de nuestra naturaleza específicamente humana existe un factor que, si bien no es el equivalente exacto de aquello que le impide al tigre matar a otro tigre, en circunstancias normales refuerza bastante esa barrera que tiende a prohibir la agresión intra-específica.

Me refiero a algo típica y específicamente humano que no posee ningún animal: la capacidad racional de prever acontecimientos y a valorarlos éticamente. Caín podrá no haber tenido inscripto en su código genético una insuperable inhibición de matar a Abel, pero tenía la capacidad de prever que si le pegaba con una piedra en la cabeza, o hundía un cuchillo en su corazón, incluso si simplemente lo ahorcaba con las manos desnudas hasta que dejara de respirar, Abel moriría. Y tenía también la capacidad para discernir que eso, el matar a un hermano, estaba mal. Por eso percibimos el castigo de Caín como algo justo. Por eso es que nosotros mismos, hasta el día de hoy, en todos nuestros Códigos Penales condenamos el homicidio y al fratricidio lo consideramos como un agravante.

Esta capacidad de prever las consecuencias de nuestros actos y valorarlos según normas éticas es precisamente lo que nos hace moralmente responsables por lo que hacemos. Y no todas nuestras normas éticas son "constructos" culturales. Una buena parte de ellas se relaciona directamente con esas barreras inhibitorias inherentes a la condición humana que, no serán tan fuertes como en los grandes depredadores, pero que aun así  nuestra especie ha adquirido en forma natural a través de cientos de miles y acaso millones de años. Hay cosas que simplemente "no se hacen", y no necesariamente porque un código,  un gobierno, una ideología, una filosofía, una costumbre o una moda así lo establezca.  No se hacen porque, si las hacemos, nos hacen daño; y por lo tanto están mal; o bien y más categóricamente: son malas. Y sabemos que son malas, no porque alguien nos lo dijo, no porque la investigación científica así lo descubrió, no porque una determinada filosofía o dogma lo afirmen, no porque alguna institución – cualquiera que fuese – así lo establezca, sino porque nuestra propia naturaleza humana nos grita a voz de cuello que la consecuencia de ciertos actos que podemos cometer es mala.

El gran problema está en que muchas veces tomamos tanta distancia de las consecuencias que ya no las vemos y, al no verlas, optamos por la muy cómoda actitud de suponer que no existen. O, al menos, que no nos afectan.

Quizás, así como nuestra capacidad de fabricar armas empezó con el hacha de piedra, en materia de distanciarnos de las consecuencias de nuestra agresividad probablemente la cosa comenzó con el arco y la  flecha. Un hacha de piedra, un cuchillo, incluso la lanza de la falange griega, ponen al agresor en contacto directo con las consecuencias de su empleo. El agresor inevitablemente entra en contacto directo con el agredido, ve como muere, asiste a su agonía, puede eventualmente sentir en sus propias manos el calor de la sangre que derrama. Con el arco y flecha ya fue diferente. El arquero pudo matar a su congénere desde varios metros de distancia y muy posiblemente el agredido terminaba muriendo en algún lado, fuera de la vista del agresor.

Con las armas de fuego, desde el arcabuz hasta el cañón moderno, la distancia no hizo sino aumentar. Un mortero permite incluso destruir una casa entera, con toda una familia adentro, sin que el operador de ese mortero tenga siquiera que ver necesariamente la casa que destruye. Mucho menos a la familia que acaba de aniquilar. El aviador que regó con bombas incendiarias a toda una ciudad, como reiteradas veces ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, no vio nunca a las personas desesperadas retorciéndose, quemándose vivas en un sótano o en plena calle. Y hoy en día el casi-autómata, uniformado o irregular, que aprieta el botón que dispara el misil ni se entera del daño que causó a decenas, cientos y quizás miles de kilómetros de distancia.

A lo sumo lo verá muy parcialmente después, por CNN, o en el noticiero. Si es que prendió el televisor. Y si es que los medios decidieron transmitir las imágenes. Y lo más probable es que vea imágenes adecuadamente "suavizadas" por una cuidadosa edición, precisamente porque los medios preverán la reacción de rechazo de la enorme mayor parte audiencia ante imágenes demasiado "crudas"; eufemismo por no decir más ajustadas a la verdad. A menos, claro está, que se dedique a ver imágenes transmitidas por la televisión del bando agredido en donde, igual de probablemente, las imágenes serán cuidadosamente elegidas y hasta exageradas, en parte para alimentar el morbo de algunos pero en forma principal para producir ese rechazo en la enorme mayor parte de la audiencia. Con lo cual nuestro cuasi-autómata, uniformado o irregular, podrá tranquilizar su conciencia diciéndose que la propaganda enemiga exagera, o miente, y que la cosa no fue tan tremenda después de todo.

Pero ¿por qué unos se toman tanto trabajo en evitar el rechazo de la audiencia y los otros por generarlo deliberadamente? Porque tanto unos como otros saben perfectamente que lo que se hizo está mal. Tanto tirios como troyanos saben que lo que ocurrió es malo. Y ese mal, presentado ante millones de seres humanos prendidos a la pantalla de sus televisores, despertará en ellos la aversión innata a hechos y consecuencias que la condición humana rechaza.

Por supuesto que se puede acallar esta aversión y este rechazo. Para ello, unos tendrán que presentar al enemigo como alguien perverso, criminal, vil y despreciable que se merecía lo que recibió. A los otros, la masacre les servirá como argumento eficaz para justificar las masacres propias que se cometerán luego como venganza, o las que ya se cometieron antes y que ahora aparecen justificadas como medidas preventivas dirigidas precisamente a tratar de evitar lo que al final de todos modos ocurrió. Por eso es que este tipo de enfrentamientos no tiene solución posible. Duran y se prolongan durante años hasta que terminan por agotamiento o hasta que uno de los contendientes prácticamente desaparece de la faz del planeta.

Ésa es exactamente la situación del conflicto de Medio Oriente. Las decapitaciones "a cuchillo" del ISIS deben leerse en este contexto.

Si las imágenes que hemos visto son auténticas, significan que quienes hacen eso han perdido completamente las inhibiciones y padecen de una ausencia total de esa condición humana que toda moral responsable necesita como base. Si las imágenes son auténticas, eso significa que se ha eliminado la distancia y ahora se mata en contacto directo con el que va a morir. Especialmente cuando el que va a morir está indefenso y ya no puede combatir. Con ello, la guerra en Medio Oriente implica un retroceso de por lo menos 4.000 años en la Historia de la humanidad. Y no sé si no me quedo corto.

En cambio, si las imágenes no son auténticas, entonces estamos ante un intento diabólico de irnos acostumbrando a las masacres más inhumanas que se puedan imaginar para generar en nosotros una insensibilidad indiferente. Así como después de ver mil desnudos la desnudez pierde gran parte de su magia, después de mil decapitaciones le perderemos la aversión a cualquier sangrienta carnicería de humanos que ya ni siquiera se matan en combate sino que degüellan prisioneros indefensos en público.

Pero, si perdemos esa aversión, no solamente seremos una especie capaz de hacer cosas malas.

Sin esa aversión nos habremos vuelto realmente malos.

Y ésa es una de las peores cosas que nos pueden pasar.

sábado, 15 de noviembre de 2014

MUROS

Lo que le sucede a Berlín, le sucede a Alemania.
Lo que le sucede a Alemania, le sucede a Europa.
Vyacheslav Molotov
Ministro de RR.EE. de la URSS

¿La caída del muro? Estar allí fue divertido.
¿Naciones que se desprendieron de la Unión Soviética?
Estar en ellas no era divertido.
P.J.O'Rourke

Berlín es el testículo de Occidente.
Cuando quiero que Occidente grite,
lo único que tengo que hacer es apretar a Berlín.
Nikita Khrushchev
24 de Agosto 1953 - Discurso en Yugoslavia


Este año, en el 25° aniversario de la caída del muro de Berlín no faltó nada. Elocuentes discursos, grandes promesas, importantes manifestaciones, muchas flores, algunas lágrimas, varios suspiros, y ruidosos aplausos; la escenografía, como era de esperar, estuvo  la altura de las circunstancias.

Lo único que, como siempre, quedó sin responder es toda una serie de preguntas que vienen siendo contestadas solo a medias desde hace 25 años. ¿A qué respondió realmente la idea de construir ese paredón? ¿Quién lo construyó? ¿Por qué se derrumbó? ¿Quién lo hizo? ¿Por qué? ¿Qué cambió desde su desaparición hace ya un cuarto de siglo?

Por supuesto, están los hechos conocidos.

Después de la Segunda Guerra Mundial y hacia 1961 los dirigentes de la Alemania Oriental comunista se cansaron de que sus profesionales más capaces y buena parte de su población más joven optaran por huir del "paraíso proletario" y prefiriesen exponerse a las llamas del "infierno capitalista burgués". Concedamos que alguna razón para preocuparse tenían: entre 1945 y 1961 más de dos millones y medio de personas le habían dicho "gracias, pero no gracias" al régimen de Walter Ulbricht controlado desde Moscú. Así las cosas, después de afirmar en Junio de 1961 que "nadie tiene la intención de construir un muro", apenas dos meses más tarde, en Agosto, Ulbricht anunció que se establecerían controles en la frontera de ambas Alemanias. De este modo, los alemanes de la República Democrática Alemana del Este (los marxistas, curiosamente, siempre tienen un especial cariño por la palabra "democracia") y los también alemanes de la República Federal Alemana del Oeste quedaron separados. En la ciudad de Berlín, el muro se empezó a construir el 13 de Agosto de 1961.

Duró poco más de 28 años, hasta la noche del 9 de noviembre de 1989. Con la perestroika de Gorbachov que hundió a la URSS en un caos progresivamente mayor, varios países comunistas de Europa oriental tuvieron de pronto la oportunidad de aflojar un poco las riendas. Uno de los primeros en hacerlo fue Hungría que abrió su frontera con Austria. Los alemanes del Este, ni bien se enteraron, decidieron irse masivamente de "vacaciones" a… Hungría. De allí siguieron viaje a Austria y sencillamente se olvidaron de volver. Las autoridades de la República Democrática Alemana fueron impotentes para detener el éxodo. Ante los hechos consumados, decidieron, en medio de enormes vacilaciones, abrir un poco la válvula de seguridad para que no les estallara la caldera en la que se había convertido el país. Después de intensos cabildeos, el 9 de Noviembre de 1989,  Günter Schabowski, miembro y vocero del Politburó, anunció en rueda de prensa internacional que las autoridades comunistas alemanas habían decidido "introducir una regulación" para permitir a "todos los ciudadanos de la República Democrática Alemana salir del país por los puestos de control fronterizos”.

Y después cometió un error. Cuando el periodista Peter Brikmann le preguntó cuándo entraría en vigor la nueva reglamentación, Schabowski, que no tenía ni idea de lo que se había decidido al respecto, balbuceó algo así como: "Eso, según entiendo, entra en vigor… eso es… inmediatamente; sin demora." [1] Muy poco tiempo después de la conferencia de prensa una multitud se agolpó ante el muro exigiendo pasar al otro lado. Los guardias, completamente desorientados y sin órdenes superiores claras, terminaron encogiéndose de hombros y levantaron las barreras.

La noticia explotó en todas las agencias de noticias internacionales. Reuters, DPA, y ADN la difundieron poco después de las 19 horas. A las 19:05 la  AP ya hablaba de "apertura de fronteras". En cuestión de minutos los berlineses comenzaron a derribar el muro con furia.

Media hora más tarde, a las 19:31 del 9 de Noviembre de 1989, ANSA informaba la caída del muro de Berlín.

Ése es, por decirlo así, un breve resumen de la "Historia Oficial".

¿Qué hay detrás de ella?

Un enorme montón de preguntas no respondidas y varias reflexiones que, probablemente, hacen al caso.

Por de pronto: ¿por qué construimos murallas? Durante algo menos de medio siglo una gran parte de Europa quedó separada de la otra parte por muros, alambrados de púas, campos minados, perros amaestrados y guardias fronterizos con ametralladoras. El "ismo" comunista quedó aislado del "ismo" capitalista por barreras prácticamente infranqueables para el común de los mortales pero, al mismo tiempo, la CIA y la KGB invertían enormes esfuerzos en instalarse en el campo contrario y en espiarse mutuamente.

La guerra fría entre el capitalismo y el comunismo fue una guerra entre dos errores. Para ocultarlos, ambos errores recurrieron – prácticamente de mutuo acuerdo después de Yalta – a la construcción de una "Cortina de Hierro" que no sólo los separaba sino que le permitía a cada uno echarle la culpa al otro por sus propios fracasos. Fueron dos "ismos" que durante décadas se echaron la culpa mutuamente. Los muros y las alambradas de púas impidieron, muy convenientemente, que los pueblos de cada "ismo" se enteraran de lo que sucedía en realidad al otro lado de la frontera. Ni el norteamericano promedio tuvo jamás una visión real de la sociedad soviética, ni el ruso promedio tuvo jamás una visión realista de la sociedad norteamericana. Ambos solo se enteraron de lo que sus respectivos aparatos de propaganda emitían. Solo conocieron la historia que sus propios dirigentes querían que se contara.

Lo que en este juego de enemigos simétricos muchos perdieron de vista es que, en política, uno puede declarar que alguien es su enemigo y después ir y combatirlo. El problema es que eso tiene un nombre bastante feo: se llama guerra de agresión. Pero ése no es el único recurso. Uno también puede hacerse odiar tanto que, al final, es el otro el que ataca primero. Eso es muchísimo más conveniente porque tiene un nombre más agradable: se llama guerra defensiva. Incluso admite una variante: si el otro no ataca, se puede perpetrar un buen atentado, endilgárselo al otro y pasar a atacarlo después. Eso se llama "operación de falsa bandera" y varias veces ya ha servido para hacer aceptable una guerra "defensiva".

Y, finalmente, si todo falla, uno también puede acusar al otro de malvado, intolerante, autoritario, déspota, opresor, genocida, fanático, fundamentalista, amenaza a la paz internacional y poseedor de armas de destrucción masiva para, acto seguido, ir y atacarlo. Eso ya no es tan conveniente pero todavía se le puede poner un nombre más o menos tolerable: se llama guerra preventiva.

Pero quien piense que con esto las posibilidades se agotan, se equivoca. Queda todavía una cuarta alternativa: es la que consiste en declarar que el enemigo es alguien en particular, luego aceptar que ese alguien en particular también lo declare enemigo a uno, y después no hacer nada al respecto más allá de invertir enormes esfuerzos y recursos en prepararse para un enfrentamiento bélico que al final nunca se producirá. Al menos no más allá de algunas matanzas localizadas y perfectamente controladas. Y la gran guerra no se producirá porque, en última instancia y en realidad, ambos bandos están de acuerdo en que no se produzca. Eso es lo que, de un modo algo metafórico, se llama "guerra fría".

Lo que sucede es que ahora que el comunismo se ha derrumbado, la plutocracia capitalista tiene un problema: ya no existe ese fabuloso enemigo soviético cuya amenaza nuclear, misilística y espacial justificaba enormes inversiones en armamentos y estructura bélica. Y el problema no es menor porque el capitalismo, además de vitalizar su economía manteniendo en marcha su aparato industrial-militar, necesita imperiosamente un chivo emisario a quien echarle la culpa por sus propias falencias y sus propios fracasos. De otro modo tendría que reconocer que, por ejemplo y solo para poner un ejemplo, el colapso financiero de 2008 – y sus consecuencias de largo plazo que siguen afectando al mundo entero – se debió a sus propias fallas internas y a la lógica de la codicia incontrolada que constituye la esencia misma de todo su sistema. Y esto último no lo digo yo. Lo dijo el propio Milton Friedman con todas sus letras y públicamente. [2] La lógica subyacente a todo el capitalismo liberal es que, como sentenció Gordon Gekko, el personaje de la película "Wall Street" de Oliver Stone: "Greed is good". La codicia es buena.

¿Se entiende ahora por qué el Occidente liberal está tan empecinado en presentar a Putin como el peligroso sujeto que quiere resucitar a la extinta Unión Soviética? Al muro de Berlín lo derribaron los propios alemanes pero no sería para nada extraño que los plutócratas internacionales lo reconstruyan corriéndolo un par de miles de kilómetros hacia el Este y lo vuelvan a levantar en las fronteras de Ucrania. Esta vez para separar a los ucranianos de los rusos.

Y el nuevo muro de Ucrania ni siquiera sería el  único existente en la actualidad. Hace 25 años los alemanes tiraron abajo el muro de Berlín pero todavía quedan otros muros. Como el que separa a israelíes de palestinos. O el que divide a mejicanos de norteamericanos.  O el que separa a católicos de protestantes en Belfast. Si es por derribar muros, hay unos cuantos para voltear todavía.

Quizás estos muros físicos no son sino materializaciones externas de nuestras propias murallas interiores.

Son muros levantados para tratar – en vano – de disimular y proteger nuestros propios, inconfesables, defectos.

Deberíamos dedicarnos a eliminar esos defectos. Construyendo y volteando muros no dejaremos de tenerlos.



NOTAS:
[1] - „Das tritt nach meiner Kenntnis … ist das sofort, unverzüglich.“ Cf. Hans-Hermann Hertle: Chronik des Mauerfalls. 10 Edición Ch. Links, Berlín 2006, Pág. 145
[2] - Cf. http://www.youtube.com/watch?v=RWsx1X8PV_A

domingo, 2 de noviembre de 2014

MANDATO CULTURAL





El lugar donde nacen los niños
y mueren los hombres, donde la
libertad y el amor florecen,
no es una oficina ni un comercio ni una fábrica.
Ahí veo yo la importancia de la familia.
Quienes hablan contra la familia
no saben lo que hacen,
porque no saben lo que deshacen.
Gilbert K. Chesterton
 
Economizad las lágrimas de vuestros hijos
a fin de que puedan regar con ellas vuestra tumba.
Pitágoras
 


La condición humana ha sido desde siempre un tema muy controvertido. Desde la noción que el hombre "es la medida de todas las cosas" hasta lo del "junco pensante"; desde el ser creado a imagen y semejanza de Dios hasta la noción darwinista de considerarlo como un mamífero de escaso vello corporal y caminar erguido – es decir: un animal medio raro pero animal al fin y no demasiado diferente de todos los demás animales – el ser humano se ha considerado a sí mismo de muy diferentes maneras.
En esto, como en varias otras cosas, quizás el error que hemos cometido muchas veces es volar tan alto con nuestro intelecto que nos olvidamos de lo básico y después, cuando las alturas intelectuales de pronto nos dan vértigo, bajamos otra vez a tierra firme pero renegando de esas cumbres a las que nos había elevado nuestra capacidad de filosofar. Quizás, en el fondo, porque nos da algo de vergüenza el miedo que nos dio el vértigo en su momento. O quizás, también porque, en ese vuelo, a veces terminamos chocando contra los picos escarpados de lo imposible y hasta de lo ridículo.
Es curiosa esa tendencia al "penduleo" que parecemos tener. En política vamos de "derechas" a "izquierdas" de época en época; de períodos de las más férreas dictaduras y hasta tiranías, a períodos de la más salvaje demagogia con anarquías cercanas al caos total. En modas femeninas vamos desde épocas en que la moralina burguesa consideraba impúdica la exhibición hasta del más inocente tobillo, hasta épocas en que la desnudez o la cuasi-desnudez se convierten en algo tan cotidiano que lo que termina llamando la atención es un vestido excepcionalmente elegante. En lo social vamos desde una organización familiar moralmente hipócrita en la que al varón se le perdonan todas las "canas al aire" mientras que a la mujer no se le admite ni una salida a la calle sin compañía, hasta épocas en que las mujeres toman la delantera y terminan considerando a sus maridos como algo apenas un poco más interesante y útil que un electrodoméstico auxiliar.
A todos estos comportamientos humanos – o por lo menos a una gran parte de ellos – la intelectualidad postmoderna los ha caratulado con el rótulo de "mandatos culturales". Con ello se nos sugiere que el comportamiento humano está formado por "constructos" artificiales perfectamente prescindibles y arbitrarios, a veces incluso intercambiables, que pueden ser libremente suplantados por otros, ya que lo importante es "ser feliz" y cada cual puede intentarlo a su manera, como le venga en gana, o simplemente como pueda, dadas las circunstancias.
Y eso es mentira.
Más allá de modas pasajeras, nuestros comportamientos morales, políticos, sociales y familiares básicos y normales no son ni enteramente arbitrarios ni determinados por el capricho de alguien o de algunos. Lo que sucede es que, para comprender eso, hay que hacer al menos el intento de entender la condición humana.
Por de pronto, el ser humano no es, por cierto, solamente un animal. Pero también es un animal. Honestamente no creo que los darwinistas a ultranza jamás consigan probar su teoría de que toda la vida sobre este planeta surgió por casualidad de una casual célula que por pura casualidad se formó en una especie de "sopa" primigenia que – también por casualidad – adquirió unas misteriosas propiedades que le permitieron a Doña Casualidad fabricar eso que llamamos un ser vivo. Son demasiadas casualidades para mi gusto. Cualquier analista de riesgo les puede confirmar que el azar es un factor importante pero que tiene sus límites; incluso considerando la Teoría del Caos.
De modo y manera que la teoría darwiniana de la evolución – en la medida en que trata de explicar el fenómeno de toda la vida en general – tiene serias dificultades para sostenerse y, en última instancia, es bastante obvio que no es más que el obstinado intento de prescindir de un Creador. Pero eso no quiere decir, en modo alguno, que la evolución – como fenómeno particular y específico – no exista. Cualquier ganadero y cualquier chacarero sabe y puede demostrar que las especies varían y evolucionan. Puedo no creer en absoluto que ustedes y yo seamos descendientes de esa mítica ameba ancestral surgida de un capricho del azar hace algo así como 4.000 millones de años, pero eso no significa que el elefante actual y el mamut no estén filogenéticamente emparentados. El origen casual de la vida es una teoría – y nada más que una teoría – que todavía tiene que ser demostrada ya que se basa en puras suposiciones, deducciones y especulaciones; pero la evolución de las especies es un fenómeno comprobado y demostrado hasta por los floricultores japoneses.
Creo que no hacen falta muchas pruebas para demostrar que el ser humano, entre muchas otras cosas, también es un mamífero. La cuestión es que, en su condición de tal, se halla sujeto a las mismas leyes evolutivas que cualquier otro ser vivo. Y no lo está desde ayer, sino desde por lo menos 200.000 años como Homo Sapiens y muy probablemente desde cerca de 5.000.000 de años como especie Homo. La consecuencia obvia de esto es que el comportamiento natural y normal de la especie no es ningún "invento" del capricho humano.
Por ejemplo, la familia normal de padre, madre e hijos, con sus jerarquías y sus roles específicos, no es el invento de ninguna Iglesia; no la inventó ni la sociedad burguesa, ni el Renacimiento, ni la Edad Media, ni los romanos, ni tampoco los griegos. De hecho no la inventaron ni siquiera los egipcios, los babilonios o los sumerios. La organización familiar típica es el producto de millones de años de evolución. Y lo es por la simple y sencilla razón de que constituye la organización óptima para el cuidado y la educación de la descendencia. De no ser – entre otras cosas – por la familia tradicional sólidamente constituida, nuestro pariente Homo no hubiera llegado nunca a ser Sapiens y hubiera terminado extinguiéndose al igual que los australopitecos.
Sucede simplemente que no cualquier organización familiar o social garantiza la supervivencia y la  evolución de la especie. No cualquier "ensamble" de parejas y prole le brinda a la progenie el marco adecuado para el desarrollo pleno de sus facultades y potencialidades. Y tanto ese marco adecuado como el comportamiento que se requiere para constituirlo y mantenerlo no puede ser caprichosamente alterado con el pueril argumento de que ya no tenemos que vivir en cuevas ni lidiar contra lobos, leones o tigres de Bengala. Creer que porque no estamos expuestos a los mismos riesgos que el Hombre de Cromagnon podemos darnos el lujo de desechar comportamientos y formas de convivencia optimizadas por millones de años de experiencia real no solo es peligroso. Es directamente suicida.
Nuestro entorno actual presenta tantos o más riesgos que los que tenía que enfrentar el cromagnónida de hace 43.000 años atrás. La única diferencia está en que esos riesgos son distintos. Y ni siquiera estoy muy seguro de que sean menos peligrosos porque, mientras los del Cromagnon eran principalmente físicos y podían evitarse o superarse mediante la habilidad, la astucia o la fortaleza física, los actuales son mucho más sutiles y deben ser enfrentados con las capacidades superiores de la mente humana. En otras palabras: si me apuran tan solo un poco llegaría hasta al extremo de decir que actualmente nuestros hijos necesitan a la familia bien constituida incluso bastante más de lo que la necesitaron los benjamines del hombre de las cavernas. Los peligros a los que se hallan expuestos nuestros hijos son mucho más insidiosos, engañosos y traicioneros que un lobo, un león o un tigre de Bengala.
Las normas de comportamiento que se requieren de varones y de mujeres para constituir la familia normal y natural no constituyen ningún "mandato cultural". Lo de la familia tradicional como "mandato cultural" es mentira. Es una mentira detrás de la cual no hay más que hedonismo, terror a asumir responsabilidades y aversión visceral a aceptar roles complementarios especializados. Es una mentira dirigida a tratar de presentar como inocuas las desviaciones y degeneraciones que la mutación produce tan solo esporádicamente a lo largo y a lo ancho de todo el mundo de los seres vivos. No es una mentira que va en contra de la moralina burguesa. Es una mentira que trata de borrar la verdad de millones de años de evolución de la especie.
Y el tratar de borrar eso es algo tan fatídico como lo sería el tratar de borrar de nuestro ADN todas las aquellas características que nos hacen humanos.

viernes, 24 de octubre de 2014

CHINA



Dejad dormir a China. El día en que despierte sacudirá al mundo.
Napoleón

Una casa será fuerte e indestructible cuando
esté sostenida por estas cuatro columnas:
padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano solidario.
Confucio

Como todos los demás países del mundo,
China preservará su propia soberanía,
su integridad territorial y sus intereses de desarrollo.
Hu Jintao

No importa si el gato es negro o blanco;
lo que importa es que cace ratones.

Deng Xiaoping

Estando en casa miré a mi alrededor
y me dí cuenta de que, excepto mis hijos y mi perro,
todo estaba hecho en China.
... y no estoy muy seguro del perro.
P.J. O'Rourke


La economía por sí sola no se sostiene. Por ejemplo, el error de considerar a Europa exclusivamente como un espacio económico ha desembocado en la inviabilidad de la Unión Europea. Es tan solo inherente a la distorsión del pensamiento actual que el mismo error se esté cometiendo con la percepción de China.

En línea con el pensamiento materialista actual – que sistemáticamente deja de lado y hasta destruye todo fundamento moral, ético y espiritual – China es concebida, a lo sumo, como una enorme maquinaria industrial y como un gigantesco mercado a explotar. China le interesa a la plutocracia occidental solamente en la medida en que representa una oportunidad de beneficios y ganancias. Peor todavía: en ciertos ámbitos hasta se cae en la tragicómica ridiculez de criticar – y hasta de denostar – a China, ya sea por su escasa adecuación a la mitología demoliberal, o bien y en sentido contrario, por su interpretación heterodoxa del marxismo clásico.

Respecto de China, los actuales intelectuales del mundo occidental sencillamente han perdido el sentido de la proporción. Han perdido de vista que están hablando de una Nación-Imperio cuyo pueblo, poseedor de una notable homogeneidad etnocultural, existe aproximadamente desde hace tres mil años en el mismo espacio geopolítico, habla básicamente el mismo idioma, utiliza el mismo sistema de escritura y posee una firme conciencia de su propia identidad. Menos todavía consiguen comprender que, haciendo abstracción de los últimos siglos, el nivel de desarrollo de ese Imperio no tuvo demasiadas cosas que envidiarle a los Imperios occidentales desde el punto de vista cultural y político. El único "atraso" que presentó China en los últimos 200 años respecto de Occidente fue el científico-tecnológico y lo está recuperando a pasos acelerados.

No es que China será una potencia mundial hacia el 2020 o el 2050 como lo sostienen algunos analistas. China ya es una potencia y hacia esos años ya será una Gran Potencia. Y no solo desde el punto de vista económico.

El poderío militar de China está creciendo casi al mismo ritmo que su expansión económica. En el 2011 el gasto militar chino estuvo en el orden de los U$S 91.500 millones. Hacia Marzo de 2104 China anunció un gasto militar de U$S 132.000 millones y varios analistas consideran que a esta cifra oficial habría que agregarle todavía un 40% para llegar al monto real. [1]

Para entender el potencial militar chino, sin embargo, no bastan los fríos números de la economía. Sobre una población total de cerca de 1.350 millones de habitantes, los chinos cuentan con una fuente de reclutamiento de unas 750 millones de personas de las cuales unos 618 millones son individuos aptos para el servicio militar. De ellas, las FF.AA. chinas cuentan actualmente con 2.285.000 militares en servicio activo y con una reserva de otros 2.300.000.

En materia de equipamiento terrestre tienen 1.770 unidades de lanzamiento de misiles múltiples, 9.150 tanques, 4.788 vehículos de combate blindados, 6.246 unidades de artillería autopropulsada y 6.246 unidades de artillería remolcada.

En poderío aéreo cuentan con un total de 2.788 aviones, entre ellos hay 1.170 cazas interceptores y el nuevo caza-bombardero J-20 que ya dispone de tecnología furtiva (stealth).   

La armada china tiene un total de 520 naves, con 1 portaaviones, 45 fragatas, 24 destructores, 9 corbetas y 69 submarinos, entre otras unidades. [2]

Por si fuera poco, cuentan con tecnología nuclear y suficiente capacidad espacial para enviar naves tripuladas al espacio y para estar pensando en montar una estación espacial propia

Y a todo esto, hacia Septiembre del 2011 Joe "Bazooka" Biden, nada menos que el vicepresidente de los EE.UU., hablaba de ". . . tomar contacto con los militares chinos para entenderlos y moldear su pensamiento." [3] Sí. Leyeron bien. Habló de moldear el pensamiento de los chinos. Debe haber sido el mejor chiste del año en Pekín y seguramente una de las mejores pruebas de que los políticos profesionales norteamericanos son tan ignorantes que simplemente no pueden ser ellos los que determinan la política exterior de los EE.UU.

Es que alucinaciones como la de Biden demuestran, además, que Occidente perdió la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Con lo cual perdió la capacidad de entender las consecuencias de sus propias iniciativas. El marxismo que de algún modo perdura en China es allí un artículo de importación. Le fue suministrado a los chinos desde Occidente y éstos, después del fracaso soviético además del suyo propio, aprendieron la lección. Les sirve como herramienta de análisis para precaverse de los excesos del capitalismo pero no la emplean ya como modelo de construcción social. Con lo que, muy sabiamente, han retenido lo único prácticamente útil del marxismo – la crítica al sistema capitalista – y han desechado todo lo demás para suplantarlo por un proyecto propio.

Con este proyecto, con o sin crisis mundial, a un paso más lento o más rápido, China seguirá creciendo y fortaleciéndose. Solo que para ello, entre varias otras cosas, necesitará más recursos energéticos. Hoy consume la mitad del carbón producido en el planeta, [4] es el segundo mayor consumidor de petróleo del mundo con vistas a ser también el mayor importador de ese recurso. [5] En términos generales, consume el 22% de la energía actualmente generada en todo el planeta y la British Petroleum (BP) estima que este porcentaje llegará a alrededor del 27% en 2035. [6] Cuando necesite más energía saldrá a conseguirla. Y, si no la puede comprar, la conseguirá de todas maneras.

A menos, por supuesto, que Joe Biden y sus muchachos consigan "moldear el pensamiento chino" y logren convencer a 1.350 millones de personas de que deben conformarse con lo que EE.UU. les permitirá tener.

Pero dudo que lo consigan.



NOTAS:
[1]
)- Cf. The Economist del 15/03/2014 en  http://www.economist.com/news/china/21599046-chinas-fast-growing-defence-budget-worries-its-neighbours-not-every-trend-its-favour Consultado el 24/10/2014
[2]
)- Por supuesto, estos son los números conocidos. (Cf. http://www.globalfirepower.com/country-military-strength-detail.asp?country_id=china Consultado el 24/10/2014)
Es perfectamente posible – por no decir muy probable – que el verdadero potencial militar chino sea sensiblemente superior al aquí indicado
[3]
)-  New York Times del 7/9/2011, artículo firmado por el propio Biden. La cita textual es: "We are clear-eyed about concerns like China’s growing military abilities and intentions; that is why we are engaging with the Chinese military to understand and shape their thinking". Cf: http://www.nytimes.com/2011/09/08/opinion/chinas-rise-isnt-our-demise.html  Consultado el 24/10/2014
[4]
)- Cf. http://theenergycollective.com/robertwilson190/420531/why-china-still-behind-west-energy  - Consultado el 24/10/2014
[5]
  )- Cf. http://www.eia.gov/countries/country-data.cfm?fips=ch - Consultado el 24/10/2014
[6]
)- http://www.bp.com/en/global/corporate/about-bp/energy-economics/energy-outlook/country-and-regional-insights/china-insights.html -  Consultado el 24/10/2014